El fin de la espiral

Hay instantes que logran quebrar las ilusiones de toda una vida. Quizá la capacidad de amar y ser amado tengan también fecha de caducidad.


4 comentarios:

Inotoni dijo...

Estoy plenamente de acuerdo, quizá no, seguro. El corazón, como cualquier otra parte del cuerpo cicatriza heridas y su piel se vuelve más dura, resistente, fría...

Pedro-Abeja dijo...

Pero no se pierde la capacidad de amar ni la de ser amado. Son fases, rachas... momentos en los que nos creemos que nunca más volveremos a sentir. Hasta que de repente un día, un nuevo latido de nuestro corazón nos rompe las costillas y hace eco por toda la caja toracica. Tiempo, tiempo y tiempo. Siempre es lo mismo.

Lee un texto que te mandé que se llamaba Blancanieves. Si no te lo mandé, dímelo y te lo mando.

Besos.

Anónimo dijo...

Intenta pensar en cómo se sentiría una persona que hubiese tenido varios fracasos..



si lo que dices es verdad, ¿no crees que esa persona ya se hubiese consumido en tristeza?

El que alberga ilusiones a menudo percibe la vida como una serie de golpes. En todas partes ve dolor y frustración. Pero su naturaleza le impide rendirse a lo mundano, y cada día se despierta mirando más allá que las personas que lo rodean. Cada día sueña con la libertad, encontrar aquello que intuye que existe más allá de las simples mentes de los otros; cada día sueña con su amor, con esa persona que siempre estuvo en su mente y sólo de vez en cuando dejaba que la vieras por el rabillo del ojo..

A veces parece que vaya a rendirse.. cuando todo está en su contra. Cuando parece que hay una especie de malvado plan de fuerzas poderosas y ulteriores que, en secreto estropean y arruinan todo cuanto te concierne..
Espero que nuestra persona siga soñando, que no se rinda, que sea capaz de seguir viendo más allá cada mañana al despertar..

..que no se abandone..

[ZeN]

Patriice dijo...

"Pero no se pierde la capacidad de amar". Estoy totalmente de acuerdo con mi buen Pedro. Aunque queramos, aunque nos encerremos y no queramos volver a mirar a los ojos a nadie, ni escuchar los latidos de su corazón apoyados en su cuerpo... hay impulsos incontrolables; hay cosas de las que, por fortuna, uno no puede escapar...
Besos.

pd. gracias por el comentario, me ha hecho mucha ilu.